Garantizar agua potable limpia y gestionar las aguas residuales son vitales para la salud pública y el medio ambiente. Estos procesos complejos, desde la entrada de agua bruta hasta la distribución de agua tratada y la descarga de aguas residuales, dependen en gran medida de un control preciso de fluidos en cada paso. Las válvulas regulan la admisión, el flujo a través de las etapas de tratamiento (sedimentación, filtración, desinfección), la dosificación de productos químicos y la presión de distribución. De manera similar, en el tratamiento de aguas residuales, las válvulas gestionan el flujo en los sistemas de recolección, dentro de las plantas de tratamiento (sedimentación, tratamiento biológico), la transferencia de lodos y la descarga de efluentes. La selección de las válvulas adecuadas, resistentes a los abrasivos y a los productos químicos, es crucial para un funcionamiento eficiente, seguro y rentable, evitando la contaminación y conservando el agua. Los procesos críticos dentro del tratamiento de agua y aguas residuales exigen un control de flujo robusto y confiable. Esto incluye válvulas de bola para aislamiento y dosificación de productos químicos, válvulas de mariposa para una regulación eficiente del flujo en tuberías más grandes, válvulas de compuerta para un aislamiento confiable, válvulas de retención para evitar el reflujo y válvulas de plástico para resistencia química. Los filtros eliminan los desechos, protegiendo el equipo. Fundamentalmente, las válvulas de seguridad evitan la sobrepresión en los sistemas presurizados.